viernes, 9 de enero de 2009

Mañana se celebra el aniversario 101 de Simone de Beauvoir


México, DF. La novelista y ensayista francesa Simone de Beauvoir será recordada mañana viernes en lo que sería su aniversario 101 como importante impulsora del movimiento feminista, que sentó las bases de la trasformación de las relaciones entre hombres y mujeres en el siglo XX.

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Un claro ejemplo de ello es su libro El segundo sexo (1949), donde la escritora logra reivindicar a la mujer, desde su propia identidad, diferencia sexual, aspectos psicológicos, históricos, antropológicos, biológicos y sobre las relaciones afectivo-sexuales de su género, y cuyos postulados no pasan de moda.

El ambicioso ensayo destaca que "la mujer", o lo que entendemos por mujer, es producto de la cultura, dado que muchas de las características de las féminas, provienen de la educación o de las normas que marca la sociedad como: el ser madre, esposa, hija, hermana, etcétera.

Bajo conceptos existencialistas, esta obra fundamental para la corriente del feminismo de igualdad, refiere que la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. La frase que resume esta teoría es muy célebre: "No se nace mujer, se llega a serlo".

Los mismos temas son abordados en otras obras suyas como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt.

Nacida el 9 de enero de 1908, en París, Francia, en el seno de una familia burguesa católica, desde joven Simone dio muestras de su inconformidad y se convirtió en una joven comprometida con su género,
negándose a aceptar el destino de la mujer sólo como madre y esposa.

En 1929 conoció a Jean Paul Sartre (1905-1980), que al igual que ella era profesor de filosofía en la Universidad de la Sorbona, con quien se unió estrechamente, hecho que según sus biógrafos ella misma
definió como el acontecimiento fundamental de su existencia.

La pareja llevó a la práctica una serie de principios basados en su concepción de la mujer y de la pareja. Jamás se casaron ni vivieron juntos, permitiéndose así, una realización individual.

En 1943, Beauvoir entró a trabajar como redactora de la revista Tempes modernes, que dirigía el propio Sartre. Ese año escribió La invitada, en la que exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual.

El motor principal de la obra de la también filósofa existencialista es la libertad, tanto para las mujeres como para cualquier individuo, concepto que según ella implica al mismo tiempo la noción de responsabilidad.

Tal apreciación quedó plasmada en obras autobiográficas como: Memorias de una joven de buena familia (1958) y Final de cuentas (1972), que a decir de la crítica ofrecen una visión muy reveladora de su vida y su tiempo.

De sus ensayos escritos destacan El segundo sexo (1949), un profundo análisis sobre el papel de las mujeres en la sociedad, y La vejez (1970), una crítica de la sociedad hacia los ancianos; mientras que en La ceremonia del adiós (1981) evoca la figura de su compañero y colega de tantos años, Jean Paul Sartre.

Intelectual comprometida y curiosa del saber, Simone viajó mucho, visitó Estados Unidos, la Unión Soviética, China y Cuba. Su filosofía, el existencialismo, y su compromiso político de izquierda, entraron en crisis ante los horrores de la II Guerra Mundial.

Este hecho, explican los conocedores, llevó a Beauvoir a abandonar el género de la novela y adentrarse más en la autobiografía, que le permitió analizarse a sí misma. La autora murió el 14 de abril de 1986, en París, Francia.

Publicado en el diario La Jornada el 9 de Enero de 2009.